El programa de exterminio de los judíos de Europa por parte del régimen nazi se fundamentaba en una doctrina de la superioridad racial de los arios que exigía la desaparición de las subrazas, especialmente, la judía. Esta se presentaba como un obstáculo cuasi metafísico para la consecución del ideal nacionalsocialista. El proyecto T4 fue el comienzo de un proceso que alcanzó su punto álgido con la Solución Final (Endlösung Der Judenfrage). Ahora bien, la higiene racial no fue un invento nazi. La primera cátedra fue creada durante la República de Weimar. En 1923, Fritz Lenz fue elegido catedrático de higiene racial en la Universidad de Múnich. En 1927, los responsables de las políticas científicas de Weimar volvieron a insistir en la cuestión y crearon el Instituto Emperador Guillermo de Antropología, Herancia Humana y Eugenesia, con Eugen Fischer como director. Así, ya en los tiempos de la República de Weimar, antes de la llegada de Hitler al poder, se incubaba en Alemania el contexto "científico" que serviría para fundamentar y legitimar el antisemitismo y las acciones posteriores contra los judíos: desde la segregación y la discriminación hasta la deportación y, finalmente, el exterminio. A partir de estudios estadísticos, Baur, Fischer y Lenz, en una obra de 1921 llamada Herencia e higiene racial humana, establecieron que la raza judía era inferior a la raza nórdica. Se comenzó a fraguar la idea de un programa eugenésico tal y como señala Lenz citando al portavoz de la política sanitaria de la socialdemocracia alemana Alfred Grotjan: "Hay que influir en el proceso de la naturaleza humana mediante la enseñanza de una teoría y una práctica eugenésica, y debe hacerse de una forma racional que impida eficazmente la reproducción de los constitutivamente inferiores".